¿Pueden los pensamientos conscientes convertirse en actos inconscientes?

Por Roxana Vázquez Rueda.

Somos el resultado de actos inconscientes. Vivimos en un caos total provocado por las “buenas intenciones” de los que nos rodean: la familia, los amigos y todos los que buscan escaparates para comunicarse -como yo, que te puedo provocar caos si tomas como cierto todo lo que escribiré en este espacio-.

Para mí “el caos” significa todo lo que está desordenado en un espacio; colocado de manera informal. Pero, visto en otra perspectiva, es: el origen del Universo.

Así que si hoy tenemos la percepción de que el Planeta está en caos por los impactos ambientales, el desorden financiero y la franca anarquía de los valores sociales; entonces, tranquilos, porque no hay nada perdido y vale el esfuerzo ordenarlo.

“Dios creó al hombre y lo hizo a su imagen y semejanza”. Esto lo dicen a diario pastores y sacerdotes de diferentes religiones. La pregunta es: ¿en verdad lo creemos?

De algo sí estoy segura: el primero que lo dijo era el único que lo sabía, y los que escucharon, se lo repiten a diario tratando de convencerse de esta maravilla sin precedente.

Los pensamientos conscientes se convierten en actos inconscientes en el momento en que aceptamos “sin pestañear”, como verdad, lo que dicen los demás. Imitando el vestir y el hablar de nuestros ídolos; repitiendo lo que se dice en los libros, en los periódicos, en la radio, en el cine, en la televisión y en internet. Dejando a un lado lo que nos hace “sentir bien” para reemplazarlo por lo que, a los demás, les sea “conveniente”. Cuando callamos para que (los otros) hablen y actúen por nosotros.

Desafortunadamente esto tiene graves consecuencias: la guerra y sus secuelas (desorientación, tensión, desintegración de la familia, violencia, enfrentamiento social y confusión mundial).

Esta vida no está limitada a unos pocos. Si desde hoy nos tomamos unos minutos de nuestras ajetreadas actividades y cerramos la puerta a las voces externas, dejaremos atrás el estrés, el conflicto, y cambiaremos el rumbo hacia el orden y la paz interna; cuyo efecto será, sin duda: La Paz universal.

¿Quién soy yo? es una pregunta obligada si deseamos retomar el proceso natural del orden universal.

Antes de concluir mi exposición, parafraseo al filósofo René Descartes quien expresó: “Pienso, luego existo”. No lo dije yo, pero, ahora que lo pienso, ¡estoy de acuerdo!

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